El poder de la oración explicado
En la vida diaria, nos encontramos rodeados de desafíos y oportunidades que requieren una intervención divina. La capacidad de influir positivamente en nuestra vida y en la de los demás a menudo se subestima. Sin embargo, una herramienta poderosa que tenemos a nuestra disposición es la oración, a través de la cual podemos presentar nuestras peticiones y solicitudes a Dios. En este artículo, exploraremos el poder de las peticiones y cómo influir positivamente en nuestras vidas y en las de los demás, utilizando ejemplos prácticos respaldados por principios bíblicos.

La naturaleza de las peticiones
La oración es una manifestación de nuestra conexión con lo divino, un acto de comunicación con Dios en el cual presentamos nuestras necesidades, deseos y preocupaciones. En la Biblia, Jesús nos enseñó en el Evangelio de Mateo: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7). Este pasaje resalta la importancia de presentar nuestras peticiones ante Dios, confiando en Su bondad y disposición para responder a nuestras necesidades.
Influencia en nuestra vida
La oración y las peticiones tienen el poder de transformar nuestras vidas de maneras profundas. Cuando presentamos nuestras preocupaciones y deseos a Dios, estamos reconociendo nuestra dependencia de Él y nuestra necesidad de Su guía. Al hacerlo, abrimos la puerta a la posibilidad de que Dios intervenga en nuestras circunstancias y nos provea soluciones y dirección.
Un ejemplo concreto es el de Ana, una mujer bíblica que anhelaba tener un hijo. En 1 Samuel 1, Ana se encontraba en profunda angustia debido a su infertilidad. Ella fue al templo y derramó su corazón delante de Dios en oración, pidiendo un hijo. Dios respondió a su petición y le concedió el deseo de su corazón al darle un hijo llamado Samuel, quien llegó a ser un gran profeta en Israel.
Influencia en la vida de los demás
La oración y las peticiones también tienen el poder de influir en la vida de los demás de manera positiva. En Filipenses 4:6-7, el apóstol Pablo nos insta a “por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. Esto nos muestra que nuestras peticiones no solo pueden afectar nuestras propias vidas, sino también las vidas de aquellos por quienes oramos.
Un ejemplo inspirador de la influencia de las peticiones en la vida de los demás se encuentra en el relato de la curación del siervo del centurión romano en Mateo 8:5-13. El centurión se acercó a Jesús con una petición humilde y sincera, pidiendo la sanidad de su siervo. Aunque no se consideró digno de que Jesús entrara en su casa, confió en la autoridad de Jesús y creyó que solo una palabra suya sería suficiente para sanar a su siervo. Jesús elogió la fe del centurión y sanó a su siervo en ese mismo momento.
Cómo influir positivamente a través de las peticiones
- Peticiones basadas en la voluntad de Dios: A medida que buscamos influir positivamente en nuestra vida y en la de los demás a través de la oración, es esencial que nuestras peticiones estén alineadas con la voluntad de Dios. Jesús mismo modeló esto en el Jardín de Getsemaní, cuando oró: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú” (Mateo 26:39). Nuestras peticiones deben ser ofrecidas con humildad, reconociendo que Dios conoce lo que es mejor para nosotros y para aquellos por quienes oramos.
- Persistencia en la oración: En Lucas 18:1-8, Jesús compartió la parábola de la viuda persistente para enseñarnos la importancia de la persistencia en la oración. A través de esta historia, Jesús nos anima a orar continuamente y no desistir, confiando en que Dios escucha y responde a nuestras peticiones.
- Oración intercesora: La Biblia nos llama a interceder en oración por los demás. En 1 Timoteo 2:1-2, Pablo insta a que se hagan peticiones, oraciones, súplicas e intercesiones por todos los hombres, incluyendo a aquellos en posiciones de autoridad. Nuestras oraciones pueden tener un impacto duradero en las vidas de quienes están a nuestro alrededor.
- Acción en respuesta a la oración: Si bien es importante presentar nuestras peticiones a Dios, también debemos estar dispuestos a actuar en respuesta a lo que Él nos guíe a hacer. La fe y la acción van de la mano. En Santiago 2:26, se nos recuerda que “la fe sin obras está muerta”. Cuando nuestras peticiones son acompañadas por acciones coherentes, el potencial de influir positivamente se amplifica.


Soy Leonardo A. González, un redactor y teólogo apasionado. Mi objetivo es escribir sobre teología para ayudarte a conocer la Biblia.
Última actualización el 2023-12-05 / Enlaces de afiliados / Imágenes de la API para Afiliados