
Salmo 41
1 Bienaventurado el que piensa en el pobre; en el día malo lo librará Jehová.
2 Jehová lo guardará, y le dará vida; será bienaventurado en la tierra, y no lo entregarás a la voluntad de sus enemigos.
3 Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolor; mitigará en toda su enfermedad.
4 Yo dije: Jehová, ten misericordia de mí; sana mi alma, porque contra ti he pecado.
5 Mis enemigos dicen mal de mí: ¿Cuándo morirá, y perecerá su nombre?
6 Y si vienen a verme, hablan mentira; su corazón junta iniquidad para sí, y saliendo fuera, la cuentan.
7 Juntamente contra mí murmuran todos los que me aborrecen; contra mí maquinan el mal diciendo:
8 Cosa pestilencial se ha apoderado de él, y el que cayó en cama no volverá a levantarse.
9 Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar.
10 Mas tú, Jehová, ten misericordia de mí, y hazme levantar, y les daré el pago.
11 En esto conoceré que te he agradado, que mi enemigo no se huelgue de mí.
12 Y en cuanto a mí, en mi integridad me has sustentado, y me has hecho estar delante de ti para siempre.
13 Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, por los siglos de los siglos. Amén y Amén.
El Salmo 41 es un canto de profunda oración y súplica dirigido a Dios para obtener su misericordia. El salmista expresa su esperanza en el Señor para obtener protección y consuelo.
Es visto como un reflejo de la vida de David bajo los perversos designios de sus enemigos, acompañado de las características lenguaje poético del género sapiencial. Se trata de una petición a Dios que une aspectos históricos, teológicos, políticos y personales.
Son numerosas las referencias bíblicas -en particular a la figura del Mesías- que se encuentran en el Salmo 41. Por ejemplo, los versículos 2 y 3 mencionan claramente la desgracia que sobrevendrá al impío, concepto que se repite posteriormente en el versículo 8 y confirmado definitivamente en el versículo 12. Estas lecturas se encuentran presentes en muchos pasajes de la Biblia, que unen corrientes sapienciales con otros relacionados con el Mesías Venidero.
De igual forma, en el versículo 4 se invoca a Dios para curar a quien está enfermo y reconstruir su atalaya en el versículo 10, los cuales también se separan de la tradición sapiencial para acogerse a una Teología Mesiánica. Esta perspectiva se confirma con la lectura del versículo 11, en el que el salmista pide al Señor que tome su defensa. La relación entre este pasaje y el Mesías Venidero se hace explícita en la lectura del versículo 12, donde se explicitan las imprecaciones contra el enemigo.
Todas estas referencias al Mesías venidero caracterizan el Salmo 41 como una oración de esperanza y bendición para el reino de David, así como un mensaje de consuelo para los adversarios. El salmista que escribió el salmo nos transmite tres tipos de enseñanzas centrales:
1) La oración confiada y las bendiciones de Dios pueden traer una nueva dirección a la vida de una persona;
2) El control sobre el destino está en manos de Dios y el salmista confía en que Dios no permitirá que los enemigos triunfen sobre él y;
3) La promesa de Dios es para Él mismo y para todos los que creen en Él.
La importancia de esta obra no puede ser exagerada. El Salmo 41 ofrece una visión optimista del futuro, basada en la fidelidad de Dios y la confianza en el Señor. Al mismo tiempo, es un recordatorio para el lector de que, a pesar de los desafíos actuales, la esperanza de la salvación de Dios aún está presente.
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Soy Leonardo A. González, un redactor y teólogo apasionado. Mi objetivo es escribir sobre teología para ayudarte a conocer la Biblia.