
Antes de entrar en la minuciosa historia y el ceremonial que envuelve al anillo del Pescador, conviene adelantar la esencia: la pieza sirve como sello pontificio y símbolo tangible del poder papal; por eso cuando llega el interregno, se inutiliza (y, hasta hace poco, se rompía a martillazos) en cuanto el pontífice muere o renuncia. Ese gesto comunica al mundo católico que la autoridad del Papa ha cesado y, al mismo tiempo, evita falsificaciones de documentos durante la sede vacante. A lo largo de ocho siglos, la liturgia ha cambiado de forma, material e incluso sensibilidad, pero la lógica de fondo sigue intacta.
Origen histórico del anillo
El primer testimonio escrito aparece en 1265, en una carta de Clemente IV a su sobrino Pietro Grossi: allí se menciona por vez primera el Anulus Piscatoris como sello de la correspondencia privada papal. La iconografía —San Pedro en su barca lanzando las redes— conecta al Papa con el oficio de pescador de su antecesor apostólico y con la idea de “pescador de hombres”.
Durante el Medievo, el anillo servía para lacrar breves y, más tarde, bulas. En 1842 se sustituyó el lacre por un tampón de tinta roja, pero el ritual de la destrucción se mantuvo.
“g) they shall arrange for the destruction of the Fisherman’s Ring and of the lead seal with which Apostolic Letters are despatched”
— Constitución apostólica Universi Dominici Gregis, n.º 13
Con esta orden Juan Pablo II fijó en derecho una costumbre que se remonta, al menos, al siglo XVI.
Estadística histórica
Según el Anuario Pontificio, la Iglesia ha tenido 266 pontificados (264 papas individuales; Benedicto IX reinó tres veces). De ellos, 42 duraron menos de un año.
Procedimiento de rotura y su simbolismo
El protagonista del acto es el camarlengo, cardenal encargado de la administración vaticana durante la sede vacante. Tras comprobar el óbito —tres golpecitos de martillo de plata sobre la frente y la triple llamada al nombre bautismal—, retira el anillo y lo muestra al Colegio Cardenalicio antes de inutilizarlo.
En el pasado la pieza se colocaba sobre un bloque de plomo y se golpeaba con un martillo de plata y marfil hasta desfigurar por completo el sello. Hoy se suele “tachar” con dos cortes cruzados: eso ocurrió con Benedicto XVI tras su renuncia de 2013.
«Es el equivalente a quitarle a alguien las contraseñas de sus redes sociales» —Christopher Lamb, corresponsal vaticano de CNN, sobre la lógica práctica del ritual.
Papa | Año de elección | Material del anillo | Destino al final |
---|---|---|---|
Juan Pablo II | 1978 | Oro martillado | Destruido (2005) |
Benedicto XVI | 2005 | Oro clásico (35 g) | Cortes en cruz (2013) |
Francisco | 2013 | Plata dorada reciclada | Pendiente de “anulación” (no destrucción total) |
Simbolismo doble:
- Fin de la autoridad terrenal del pontífice.
- Prevención de falsificaciones en nombre del difunto durante la interregnum.
Evolución del rito a lo largo de los siglos
En ocho siglos, la liturgia ha respondido a cada época y a la personalidad de los papas.
Papa | Año de elección | Material del anillo | Destino al final |
---|---|---|---|
Juan Pablo II | 1978 | Oro martillado | Destruido (2005) |
Benedicto XVI | 2005 | Oro clásico (35 g) | Cortes en cruz (2013) |
Francisco | 2013 | Plata dorada reciclada | Pendiente de “anulación” (no destrucción total) |
Francisco rompió otra tradición: pidió una aleación modesta —plata chapada en oro—, coherente con su estilo austero. Además, disuadía a los fieles de besar el anillo para evitar la propagación de gérmenes.
El procedimiento de destrucción también se ha flexibilizado: desde 2013 la Curia prefiere marcar el sello en vez de pulverizarlo. El cardenal camarlengo Kevin Farrell aplicará esa vía con el anillo de Francisco, según prevé la sala de prensa vaticana.
Un rito que se adapta pero no desaparece
Aunque el anillo dejó de usarse como sello real en el siglo XIX, el Vaticano mantiene el gesto por su fuerza pedagógica. Marie Collins —superviviente de abusos y asesora vaticana— subraya que estos símbolos “ayudan a que la gente entienda dónde empieza y termina el poder de cada Papa”.
Un símbolo más de la sede vacante
El anillo del Pescador concentra en pocos gramos de metal la continuidad apostólica, la autoridad jurídica y la dimensión humana del papado. Destruirlo —o, más suavemente, tacharlo— es una señal pública de que el timón de la barca de Pedro vuelve a quedar libre hasta la elección del sucesor.
Soy Leonardo A. González, creo firmemente que todos merecen conocer la belleza y la sabiduría que se encuentran en la Biblia, y estoy comprometido en difundir ese mensaje de amor y esperanza a través de mis escritos.