Sede vacante: quién gobierna la Iglesia mientras no hay Papa

sede vacante

La muerte ‒o renuncia‒ de un pontífice abre de inmediato un paréntesis canónico y simbólico conocido como sede vacante. Durante esos días, el Vaticano funciona sin Papa pero no sin reglas: un puñado de cardenales y oficiales, con el camarlengo al frente, se reparten un poder muy tasado cuyo único objetivo es llegar con serenidad al cónclave.

Qué significa “sede vacante”

La expresión latina sede vacante designa el periodo que transcurre “entre el cese del gobierno del Papa y la elección de su sucesor”. Esta fase está detallada en la constitución apostólica Universi Dominici Gregis(UDG), promulgada por san Juan Pablo II en 1996, y revisada en detalles menores por Benedicto XVI.

“El gobierno de la Iglesia queda confiado al Colegio de Cardenales; sin embargo, su autoridad se restringe a los asuntos ordinarios y urgentes”

En la práctica, eso significa que nadie puede tomar decisiones que comprometan al futuro Papa: no se nombran obispos, no se publican documentos doctrinales ni se modifica la línea pastoral. Las cabezas de los dicasterios curiales presentan su dimisión automática, salvo contadas excepciones ‒Camerlengo, Penitenciario Mayor, Vicario de Roma y algún otro cargo‑, precisamente para impedir vacíos administrativos.

La duración de la sede vacante varía históricamente. Desde 1978 oscila entre 13 y 20 días:

AñoPapa anteriorPapa electoDuración (días)
1978 (I)Pablo VIJuan Pablo I20
1978 (II)Juan Pablo IJuan Pablo II18
2005Juan Pablo IIBenedicto XVI17
2013Benedicto XVI (renuncia)Francisco13

Fuente: lista oficial de periodos de sede vacante publicada por la Santa Sede.

Poderes y límites del camarlengo

El camarlengo ‒hoy el cardenal Kevin Farrell‒ se convierte en la cara visible del gobierno interino vaticano. Sus atribuciones vienen descritas en los artículos 17‑20 de la UDG:

  1. Constatar la muerte del Papa ante notario y testigos.
  2. Sellar el apartamento pontificio y las oficinas más sensibles.
  3. Romper el Anillo del Pescador y el sello de plomo para impedir suplantaciones.
  4. Supervisar las exequias (novemdiales) y la logística del cónclave.
  5. Administrar los bienes temporales, siempre bajo control colegial.

“Tras certificar la muerte del Papa, mi obligación es cuidar de que todo siga funcionando sin usurpar nada que solo corresponde al sucesor de Pedro” —Card. Kevin Farrell, entrevista de 2022.

Sus poderes, no obstante, son tan tasados que la prensa italiana los describe como “más notarial que ejecutivo”. Incluso si surgiera un problema grave (por ejemplo, aprobar el presupuesto ordinario), el camarlengo necesita el aval de la comisión de tres cardenales elegidos por sorteo en la primera congregación general.

Rol del Colegio de Cardenales y congregaciones generales

Mientras dura la sede vacante, el Colegio de Cardenales actúa como “colegio de regencia”. Su papel se despliega en dos planchas claramente separadas:

1. Congregaciones generales

En ellas participan todos los cardenales ‒electores y mayores de 80 años‑, se revisan las cuentas, se preparan las exequias, se fijan las fechas del cónclave y se sortean los tres asistentes del camarlengo. La norma exige un mínimo de una reunión diaria.

“Las congregaciones generales son el pulmón de la Iglesia en interregno: allí se concilia la tradición con los retos de cada época” —Card. Giovanni Battista Re, decano.

2. Congregaciones particulares

Durante el cónclave, solo los tres cardenales asistente y el camarlengo llevan la gestión ordinaria del Vaticano; van rotando cada tres días para que ninguno acumule poder.

Composición geográfica del Colegio (2025)

RegiónElectores (<80)No electoresTotal
Europa5361114
Asia231437
África181129
América N.161228
América S.171532
C. América448
Oceanía404
Total135117252

Fuente: Oficina de Prensa de la Santa Sede, estadísticas 2025.

Dato estadístico destacado: los cardenales electores representan 71 países distintos, reflejo visible de la globalización de la Iglesia.

¿Qué pasa con la Curia?

Al morir el Papa, los prefectos de los dicasterios pierden su cargo “ipso facto”, salvo casos previstos. Eso evita vacantes de largo aliento: la Curia continúa en modo “gestión de mínimos”, pero sin poder firmar iniciativas estratégicas. Así se protege la libertad del futuro pontífice.

Plazos del cónclave

La normativa fija que el cónclave debe comenzar entre 15 y 20 días tras el inicio oficial de la sede vacante, para permitir la llegada de los cardenales dispersos por el mundo. No obstante, Juan Pablo II dejó abierta la posibilidad de adelantar o retrasar la fecha por motivos graves, decisión que se toma por mayoría cualificada en congregación.

Curiosidades y mitos desmentidos

  • ¿Puede el camarlengo ser elegido Papa? Poco probable: solo dos casos en la historia (León XIII y Pío XII).
  • ¿Qué ocurre con el Estado de la Ciudad del Vaticano? El Colegio de Cardenales asume las facultades civiles del Papa, pero no puede firmar tratados ni acuerdos internacionales.
  • ¿Puede durar meses la sede vacante? En la era contemporánea no; los propios cardenales fijan el umbral máximo de 20 días para empezar el cónclave.
  • ¿Y si muriera el camarlengo durante el interregno? El Colegio elige un sustituto ad interim por votación secreta.

La mejor transición es la que no se nota

El interregno católico no es un vacío de poder, sino un delicado equilibrio entre continuidad y espera: un gobierno interino vaticano con funciones mínimas, un camarlengo con autoridad notarial, y un Colegio de Cardenales que se autoprotege de tentaciones políticas. Todo está pensado para que, cuando la chimenea de la Capilla Sixtina lance humo blanco, el nuevo Papa encuentre una barca estable ‒lista para zarpar‑ y no un océano de decisiones pendientes. En palabras del cardenal Re, “la mejor transición es la que casi no se nota”.

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